Estudio Bíblico No. 8.- La seguridad de la salvación

“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”. 1 Juan 5:13

¿Está conforme a la Biblia tener seguridad en la salvación?

El propósito de la primera carta del apóstol Juan, entre otras cosas, estaba destinada a que el pueblo de Dios, tenga esta seguridad. Sin embargo, en ninguna parte de la carta afirma que una conversión efectuada en el pasado asegure por si misma, la salvación. Una conversión pasada acompañada de una fe muerta jamás podrá asegurar vida eterna con el Señor.
Precisamente en su primera carta el apóstol Juan expone por lo menos nueve maneras de saber que existe una relación salvadora con el Señor Jesucristo.

¿Cuáles son estas?


• Si se cree en Jesucristo el Hijo de Dios y se lo ha recibido en el corazón como Señor y Salvador

En 1 Juan 5:13 dice: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios".
Jamás podrá existir una certeza de salvación sino es a través de la fe ferviente en el Hijo de Dios. Esta certeza nace como producto de una revelación dada por el Espíritu Santo. El cristiano verdadero que se preocupa por cuidar su vida espiritual experimentará en forma permanente esta certeza. El apóstol Pedro confesó delante del Señor esta certeza. El Señor manifestó en una ocasión que esperaba que sus verdaderos discípulos lo confesaran delante de los hombres.
En Mateo 16:16-17 dice: "Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos".
En 1 Juan 4:15 dice: “Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios”.
En Mateo 10:32 dice: "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos".



• Si se honra al Señor Jesucristo y se busca sinceramente obedecer sus mandamientos.

En 1 Juan 2:3-5 dice: "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en El".
Nadie que no de honra al Señor Jesús reconociéndolo como Señor y Salvador y obedeciendo su palabra, podrá tener jamás la certeza de la salvación en su vida. Una persona que dice que es cristiano y vive como mundano en realidad es un mentiroso y no tiene la verdad de Dios en él. Todo intento de alcanzar la salvación en este camino está destinado al fracaso.
En Juan 3:24 dice: "Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu Santo que nos ha dado".
En Hebreos 5:5 dice: "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen".
El Señor Jesús enseñó que una forma de demostrar amor por El, seria obedeciendo sus mandamientos
En Juan 14:21-24 dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”.

• Cuando se ama más a Dios que al mundo, venciendo la influencia del mundo

En 1 Juan 2:15-16 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en el. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, si no del mundo".
Si todavía en el cristiano existe el amor por el mundo y este todavía ejerce influencia en su vida, mientras ocurra aquello, no podrá experimentar la certeza de la salvación.
La Palabra de Dios es clara cuando enseña que no se puede tener dos amos, ni dos señores. Un corazón dividido manifiesta adulterio espiritual. Por ello, nos da una salida y es la de ser radicales en romper de raíz toda relación, con e! mundo pecaminoso por amor a Cristo. Alimentar la vida de oración y la lectura de la Palabra de Dios contribuye grandemente a este propósito.
En 1 Juan 4:5 dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”.
En Santiago 4:4-7 dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.

• Cuando en forma habitual se practica la justicia

En 1 Juan 2:29 dice: “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él”.
Definitivamente sabemos que la salvación no es por obras sino para hacer obras de justicia en el nombre del Señor Jesucristo.
La salvación en esencia es por fe.
Pero al nacer del Espíritu participamos de la naturaleza de Dios y nos convierte en sus hijos. La naturaleza de Dios practica la justicia y por ende sus hijos manifestarán esta práctica en sus vidas. En cambio el que practica el pecado es del diablo.
En 1 Juan 3:7-10 dice: "Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como El es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios".

• Cuando se ama de corazón a los hermanos en la fe

En 1 Juan 3:14 dice: "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte".
El verdadero amor a los hermanos se expresará no a través de un amor emocional momentáneo, terrenal y propio de la naturaleza caída, sino a través del amor de Dios descrito en forma maravillosa por el apóstol Pablo en su carta a los corintios.
En 1 Corintios 13:4-7 dice: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
En 1 Juan 4:16 dice: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".
En Juan 13:34-35 dice: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros".



• Cuando se cree de todo corazón que el Espíritu Santo vive en uno.

En 1 Juan 3:24 dice: "Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros, por el Espíritu Santo que nos ha dado".
Es fundamental que el cristiano tenga plena conciencia de que el Espíritu Santo vive en él, ya que nadie pude invocar el nombre del Señor Jesús sino por el Espíritu Santo que se ha recibido en el nuevo nacimiento.
En 1 Corintios 12:3 dice: "Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo".

• Cuando se hace un esfuerzo sincero para vivir como El vivió.

En 1 Juan 2:6 "El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo".
El cristiano verdadero deberá hacer un esfuerzo sincero y perseverante para imitar a su Maestro. Para ello será necesario que escudriñe las Escrituras y especialmente los evangelios, donde se registra el nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador.
En Juan 8:12 dice: "Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida".

• Cuando se recibe al Verbo de Vida, al Señor Jesús, en el corazón y se permanece en El, en su mensaje original y el de sus discípulos.

En 1 Juan 1:1 "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida".
Es fundamental que el cristiano sea fiel al mensaje dejado por nuestro Señor Jesucristo, permaneciendo en El.
En 1 Juan 4:6 dice: "Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error".

• Cuando se tiene el anhelo ferviente y la esperanza bienaventurada de la muy pronta segunda venida del Señor Jesucristo para llevarse a su iglesia.

En 1 Juan 3:2-3 dice: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El, porque lo veremos tal como El es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en El, se purifica a sí mismo, así como El es puro".
Mantener la esperanza viva del pronto retorno del Señor Jesucristo por su iglesia que lo espera anhelante. Por el contrario una muestra de no tener seguridad de la salvación será la de adoptar una posición indiferente al respecto.
En Juan 14:1-3 dice: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues; a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis".
En 1 Tesalonicenses 4:16-18 dice: "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras".

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